Médicos, dentistas y otros profesionales de la salud: esperan más flexibilidad, pero pronostican una lenta reactivación por la caída de ingresos de sus pacientes

El COVID-19 no sólo trajo aparejado un problema sanitario particular, sino también provocó la caída de las consultas y tratamientos preventivos, y el aumento de los costos de los servicios. Expectativas para el corto plazo.

La pandemia de coronavirus no sólo trajo aparejado un problema sanitario con más de dos mil muertos en la Argentina sino que también conlleva hasta el momento a una severa crisis económica con pérdidas de empleos y cierres de empresas. En ese contexto, el sistema de salud privado y los profesionales que lo integran no quedaron exentos de esta situación más allá de la ayuda estatal para paliar la crisis.

Cabe destacar que si bien el gobierno de Alberto Fernández flexibilizó en el Área Metropolitana la cuarentena que rige desde el 20 de marzo, lo cierto es que seguirá vigente para amplios sectores al menos hasta el 2 de agosto. Asimismo, el mandatario resaltó el viernes en el anuncio que hizo desde la Quinta de Olivos: ”El país está lejos de ganar la batalla y que en cualquier momento se puede disponer una marcha atrás”.

Uno de los sectores que han sido perjudicados por las restricciones y el aislamiento social preventivo de gran parte de la población fueron los profesionales, situación que afectó directamente sus ingresos y sus costos.

Betina Laracitano, es odontóloga y ejerce en su consultorio privado en la Ciudad de Buenos Aires. En diálogo con infobae dijo que desde que se inició la cuarentena la modalidad de atención es por urgencias y complicaciones con turnos previos. “Estamos trabajando a menos de un 50% por reducción de horario y porque cansa mucho trabajar en estas condiciones”, destacó.

Consultada acerca del protocolo que utiliza bajo la “nueva normalidad” que instaló la pandemia, detalló que debe aplicar un protocolo en el que el paciente tiene que contestar diversas preguntas por Whatsapp vinculadas a la salud. Además, explicó que luego hay otro protocolo que se aplica en el consultorio cuando llega el paciente. Ahí se le toma la temperatura, se lo viste con ropa de protección y debe firmar un consentimiento.

Los profesionales aplicamos un código de vestimenta. Cuando el paciente se va debe eliminar todo en una bolsa roja. Acto seguido se hace la limpieza del cubículo con amonio cuaternario y alcohol, se ventila durante treinta minutos. Por eso los turnos entre pacientes ahora son más espaciados y la cantidad que se atiende por día se reduce considerablemente al igual que los ingresos”, subrayó.

Con respecto al impacto económico de la cuarentena, Laracitano comentó: “en los primeros dos meses fue muy alto. El primer mes sin facturación porque la gente no quería entenderse. Ahora estamos por abajo del 50% de lo que facturábamos normalmente”.En el primer mes de cuarentena no tuvimos facturación porque la gente no quería entenderse. Ahora estamos por abajo del 50% de lo que facturábamos normalmente (Betina Laracitano)

En otro orden, dijo que las consultas online continúan pero remarcó que en las últimas semanas hay alto requerimiento para atenderse en el consultorio. “Las expectativas con respecto lo económico son bajas. Vamos a ver cuándo termina la cuarentena cómo se restablece la actividad”.

Pablo Rodríguezdecano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, contó a Infobae: “el servicio no fue suspendido nunca durante la pandemia. Desde el 20 de marzo estamos trabajando, los primeros meses lo hicimos con los residentes y guardia. Hemos sacado unos 10.000 pacientes y ahora empezamos a abrir las cátedras y la semana que viene volverían todos, ya estaríamos con la capacidad operativa casi normal”.

Con respecto al protocolo aplicado para trabajar dijo: “El odontólogo hace treinta años tiene protocolo por el virus del HIV. Si bien es bastante estricto, lo tuvimos que reforzar un poco porque este virus no es por sangre sino un virus respiratorio, entonces hay que usar los barbijos que son los de mayor capacidad de filtrado, una máscara facial, y los camisolines”.La odontología no está pasando un buen momento lamentablemente porque tener un sistema de cobertura con un precio máximo hizo que el odontólogo no este ni stockeado de insumos ni capacitado para salir adelante con lo cual es una profesión que va a quedar diezmada igual que otras tras la pandemia (Pablo Rodríguez)

Los costos aumentaron muchísimo porque todos los elementos de protección personal que solo se usaban en actos quirúrgicos ahora se deben utilizar en todos los casos. A eso hay que sumarle la limpieza de todos los elementos con hipoclorito y alcohol al setenta por ciento.

Acerca de la demanda de pacientes consideró el profesional: “es muy baja ya que el año pasado se atendieron 211 mil pacientes, alrededor de 15 mil por mes, y este año 10 mil en cuatro meses. Estamos trabajando prácticas solamente de guardia y no programadas y no hay capacidad de citación todavía”.

“La odontología no está pasando un buen momento lamentablemente porque tener un sistema de cobertura con un precio máximo hizo que el odontólogo no esté ni stockeado de insumos ni capacitado para salir adelante con lo cual es una profesión que va a quedar diezmada, igual que otras tras la pandemia”, contó Rodríguez.

Actividad esencial

Marcelo Clingo, presidente de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, sostuvo que los profesionales del sector que trabajan en el sistema público de salud y en los sanatorios y clínicas privadas, con diferentes modalidades, no dejaron de atender en ningún momento.

Con respecto a los consultorios privados que fueron autorizados en la Ciudad para trabajar a partir de la semana próxima, tuvo que reconvertir la atención a formatos digitales.

La situación es diferente en las distintas provincias. En muchas jurisdicciones, en las que los contagios son bajos, se autorizó la modalidad presencial con protocolos específicos. En donde todavía no se pudo volver a la actividad privada presencial, estamos trabajando de forma remota”, aclaró.

Con respecto al protocolo, dijo que en donde se pudo volver a la práctica privada presencial, es necesario espaciar más la atención de los pacientes y ser muy estrictos en sostener la distancia mínima de dos metros, uso de barbijo, ventilación, higiene y desinfección permanentes.

La información que recibimos de nuestros colegas es que cada vez hay más pacientes que aceptan las modalidades remotas. Desde luego hay algunos casos donde resulta imposible la atención a distancia y por eso se vuelve importante la autorización para estos casos, aunque la limitación al uso del transporte público de pasajeros no es una restricción menor”, remarcó.

“Los pacientes quieren continuar sus tratamientos. Allí donde es posible continuar por vía remota no ha habido interrupciones. En tanto trabajadores de la salud mental resulta imprescindible propiciar un modo de enfrentar la pandemia que promueva el cuidado solidario y colectivo, evitando los enfoques individualistas”, aseguró.

Cuál es el impacto de la pandemia en el sistema de salud privada

El presidente de la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS), Claudio Belocopitt dialogó con Infobae y dio cuenta de las dificultades que atraviesa el sector de salud en medio de la pandemia de coronavirus.

Según el empresario, el sector tiene problemas de financiamiento desde hace muchísimos años. “Cuando se terminaba el 2019 el sector estaba muy complicado. Lo que produjo la pandemia este año es una explosión en el sector con diferentes situaciones”, planteó. En ese sentido, Belocopitt aseguró que el sector ambulatorio está fundido, la actividad disminuida en un 90%”. Y agregó; “los costos en el sistema de salud tienen altísimos aumentos”.

El presidente de la Unión Argentina de Entidades de Salud hizo una cruda descripción de la situación que atraviesa el sistema de salud privado. Remarcó que la producción desde marzo desapareció y el sistema ambulatorio está cuasi fundido.

Además, sostuvo Belocopitt: “el sistema de internación tuvo una tremenda baja de productividad” que se dio como consecuencia del aislamiento social y una gran suba de costos por la necesidad de aumentar los mecanismos de protección y de tener que contratar más personal.

“Hay que tener en cuenta que mucho personal tuvo que ser licenciado por riesgo y edad y hubo que tomar nuevo. El costo operacional creció mucho y los ingresos bajaron. En el primer semestre, hasta que en junio realmente la velocidad del virus empezó a hacer que se llenan las clínicas, el combo de baja de producción más suba de costos se hizo tremendo”, describió.

Consultado sobre las medidas tomadas para paliar la crisis, Belocopitt destacó que si bien en el inicio de la pandemia no se había conseguido que el Gobierno otorgara al sector de la salud el programa para pagar salarios (ATP) dado que era un sector que mantenía su actividad, las autoridades entendieron la situación económica y comenzaron a darlos a las instituciones de salud.

En tanto, comentó, el empresario: “los financiadores prepagos empezaron a comprar prestaciones por adelantado para descontar el día que la pandemia termine. Con esa ayuda de un lado de y de otro, más lo que se puede hacer de cada una de las clínicas, se viene paliando una situación muy complicada«.

En otro orden, el empresario destacó: “el gasto de una prepaga u obra social en su mayoría está originado por las enfermedades catastróficas que son las de alto costo. Esos gastos continuaron con normalidad, mientras la baja estuvo en internación, ambulatorio y consultas”.

“El sector financiador tiene en este contexto márgenes que nunca tuvo y pudo financiar a las clínicas del sistema para ayudar a transitar esta situación. Estamos sumamente preocupados porque no sabemos cómo se va a plantear el horizonte en los próximos días y cómo vamos a estabilizar el sistema financieramente para los compromisos que ya están asumidos como los que se vienen”, alertó Claudio Belocopitt.

Y agregó: “Tenemos ingresos que no han aumentado, la inflación y los gastos siguen su curso y el sector tiene que discutir actualizaciones salariales. Nosotros estamos transmitiendo a las autoridades esta problemática. No es fácil pensar cómo vamos a salir de esto. Tenemos un problema de financiamiento muy importante en el sistema y es una discusión importante que Argentina va a tener que dar”.

Por último, sostuvo que nunca se tomó conciencia que el sistema de salud requiere financiación y que es lo que hay que discutir hacia adelante.

“Hay que discutir las coberturas y tener conciencia de lo que se puede y no se puede brindar. Sino vamos a ir a una situación que va a romper el sistema porque la realidad no es como la gente cree. En el imaginario popular está la idea de que la medicina prepaga es un choreo y que las obras sociales son cajas donde los sindicalistas se afanan la guita y que la salud no vale nada. Eso no es la realidad. El financiamiento de la salud es el primer problema económico que los países tienen el mundo. Argentina nunca lo ha puesto en la discusión porque nunca se ha ocupado de esto”, concluyó.

Con ese escenario, los profesionales coinciden en destacar en que la salida de esta crisis será lenta, tanto por la debilidad económico-financiera en que quedará la actividad, en particular de los privados que atienden al 70% de las necesidades de la población del AMBA, como por la pérdida de ingresos de los trabajadores y de las empresas.

FUENTE: INFOBAE

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