Los prestadores de medicina privada hablan de una «tormenta perfecta». Alegan que, mientras los medicamentos suben hasta 1300% según sus relevamientos, el último eslabón de la cadena -y el que mantiene a todo el sistema-, las prepagas, no puede subir sus cuotas ni conversar sobre una reestructuración de sus costos.
Así lo informó la Unión Argentina de Salud (UAS), entidad que nuclea a clínicas, sanatorios, hospitales, centros de diagnóstico, obras sociales, financiadores y servicios de urgencia, entre otros, y que atiende al 70% de la población. La institución creó un observatorio y recopiló aumentos de precios de medicamentos.
Según el comunicado que difundió hoy esta asociación, «los medicamentos de uso hospitalario aumentaron un promedio de 278%, pero productos como el Propofol (de uso en pacientes graves con Covid-19) tuvieron aumentos anuales de 335%», muy por encima de la inflación anual de 2020, que fue de 36,1%. Este fue uno de los cinco medicamentos utilizados en el tratamiento del coronavirus que, desde el 5 de noviembre, tiene su valor congelado hasta el 31 de marzo.
De acuerdo con la UAS, el medicamento que más subió es el Acenocumarol, que es un anticoagulante necesario para evitar Accidentes Cerebrovasculares (ACV) en personas que padecen arritmias. Alega que su precio creció hasta un 1350%. La lista sigue con aumentos en el orden del 84% en los utilizados en tratamientos de VIH y la hepatitis, por caso. Además, la institución asegura que la variación acumulada de medicamentos y descartables con insumos Covid fue de 119,7%.
El mensaje de la UAS no fue bien recibido por los laboratorios nacionales. Nucleados en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), argumentan que, según las estadísticas oficiales, los precios de los medicamentos crecieron 31,1% en 2020, cinco puntos porcentuales por debajo de la inflación de 2020 (36,1%). Cabe aclarar que ese dato surge de la evolución del rubro «Productos medicinales, artefactos y equipos para la salud» para la región del Gran Buenos Aires, que también incluye otros bienes relacionados con la salud más allá de los medicamentos.
Señalan que, a su vez, los laboratorios también sufrieron un desfasaje en sus costos, ya que los medicamentos expedidos a través del PAMI (casi un 40% del total) «aumentaron solo un 12% en 2020». También sostienen que pueden haber existido «casos puntuales» de medicamentos importados con escasos oferentes que aumentaron debido a las complicaciones de producción derivadas de la pandemia.
Otras mediciones privadas matizan la cuestión. Según el Observatorio del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), que relevó durante 2020 la evolución de precios de los 10 medicamentos recetados más usados en la Argentina, aumentaron en promedio de un 46,1%, 10 puntos porcentuales por arriba de la inflación.
Impacto en los costos
En diálogo con LA NACION, Jorge Piva, director general de la prepaga Medifé y vocero de la UAS, explicó que los medicamentos son un tercio de los gastos que hoy tiene la medicina prepaga.
Para entender por qué los prestadores de salud privada elaboraron este informe, hace falta repasar cómo funciona el sistema de salud en la Argentina. Fuentes del sector estiman que entre el 70% y el 80% de los argentinos se atiende de manera privada, y lo hace mediante «aseguradoras», es decir, obras sociales y prepagas.
Este último eslabón de la cadena es el que alega que no pudo recomponer sus costos con los aumentos regulados por el Estado. Cabe recordar que, a pesar de que había sido autorizado previamente, a inicios de este año el Gobierno dio marcha atrás con un aumento del 7% que correría a partir de febrero. Finalmente, dio luz verde para una suba del 3,5% a partir de marzo.
«Se está dando una situación en la que hay un control sobre los precios de los prestadores y no hay un control sobre los insumos, por lo que se convierte en algo absolutamente insostenible», afirma Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical.
«Con estos informes vamos a empezar a mostrar la evolución de los precios que hacen al sistema de salud y a poner blanco sobre negro, por si hay algún distraído», suma Belocopitt. El observatorio seguirá trabajando en otros costos del sector, como por ejemplo, los alimentos, que inciden fuertemente en las estructuras de las clínicas.
«El último aumento antes del otorgado en enero de 2021, fue en diciembre de 2020 y fue de un 10%. Tanto las empresas de medicina prepaga como los prestadores tuvieron que absorber los aumentos de medicamentos e insumos durante todo 2020 sin poder aumentar sus ingresos», expone la UAS en el comunicado enviado esta mañana.
«Estamos tratando de que se ponga el ojo sobre la dinámica de costos, porque hay mucho para hacer ahí», señala Piva, y añade que la institución está proponiendo soluciones para que no todos los costos vayan a la cuota que finalmente paga el afiliado. «Se puede hacer una revisión de la estructura impositiva del sector o se pueden generar instituciones con participación pública y privada para la compra centralizada de medicación, como pasa en otros países de la región», apunta.
Piva asegura que el sector de medicina privada espera invitación a las mesas sectoriales de monitoreo de precios que anunció el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, la semana pasada. La intención de esos encuentros es debatir costos y precios en toda la cadena de cada sector, pero todavía no se definió cómo se dividirán los sectores, confirmaron a este medio fuentes oficiales.
«Hoy nos encontramos ante una tormenta perfecta -señala Ricardo Lilloy, de la Cámara de Entidades de Medicina Privada (Cempra)-. Por un lado, los ingresos tuvieron un ajuste por debajo de la inflación, pero el costo fue por encima». Además, señala el ejecutivo, los valores de los medicamentos no tienen una instancia de negociación, como sí hay entre las prepagas y los sanatorios, sino que son precios con compras irrenunciables para los prestadores. En ese sentido, la UAS argumenta que los aumentos son «impuestos por una oferta muy concentrada».
Belocopitt señala que al sector le espera un año complejo en cuanto a costos, ya que en marzo comienzan a discutirse cláusulas de revisión de paritarias. «Tenemos actualizaciones hacia adelante y todavía no pudimos resolver el pasado; busquemos un camino para definir qué vamos a hacer», cierra.
La respuesta de los laboratorios
Además de argumentar que, en un nivel general, los medicamentos subieron por debajo de la inflación, desde Cilfa también respondieron: «Es paradójico que aluda a la ‘elevada concentración’ de la oferta de medicamentos [uno de los argumentos del comunicado de los prestadores], y que solo seis empresas privadas de su membresía concentran el 70% de los afiliados del país», señalaron fuentes de la cámara que agrupa a los laboratorios.
Los laboratorios reconocen que pueden existir casos puntuales, pero alegan que «es necesario contextualizar que, en el marco de la pandemia, la producción y oferta mundial, tanto de medicamentos como de sus insumos, se vio afectada y tardó mucho en recuperarse».
«Si a ello se suma un marco local con inestabilidad cambiaria que por momentos estimuló las expectativas de devaluación, se agrega presión sobre los precios de medicamentos que son importados o cuyos principales insumos son importados», añadieron, y abogaron por una industria nacional más fuerte para poder producir localmente medicamentos y materias primas. LA NACION se comunicó con la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme), pero no obtuvo respuesta.
Por: Sofía Terrile
FUENTE: LA NACIÓN