Con la circulación de variantes como Delta y Ómicron en el país, el presidente de la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS) repasó con Infobae el panorama actual de la pandemia; y advirtió que por ahora si bien la situación epidemiológica está bajo control, sigue de cerca la variable de ocupación de camas, más que la de casos positivos
Claudio Belocopitt sabe cómo administrar el equilibrio. Y lo aprendió no solo por su rol protagónico en el sector de la salud al frente de la UAS sino también por las lecciones aprendidas de esta pandemia global por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2; que le exigieron un compromiso social adicional: asumir el rol de testigo privilegiado de los hechos y divulgar información clara y veraz para el mayor número de personas. Una de las cosas que más lo obsesiona a Belocopitt es no perder de vista que la gestión de la pandemia es una cuestión de salud pública y que no puede quedar atrapada en los espamos de la politica.
Claudio Belocopitt, también presidente de Swiss Medical Group, visitó los estudios de Infobae y ofreció un agudo panorama sobre el estatus y el desarrollo de la pandemia por COVID-19, luego de 24 meses de un globo que aún vive atrapado por el estado pandémico.
La expansión de la variante Delta del coronavirus y la llegada de la última variante Ómicron a casi 60 naciones -también a la Argentina- empujó a los países a reforzar las campañas de vacunación y aceleró la aplicación de las terceras dosis.
-¿Cómo analiza usted el estado de situación en la Argentina respecto de la variante Ómicron, que por ahora se exhibe más contagiosa pero menos letal?
-Claudio Belocopitt: Me gustaría hacer un aporte técnico y desligarlo de la política y que la sociedad tome conciencia de la situación en la que estamos; y que lejos de alarmarse tenga como una especie de mapa de situación. Hace cuatro semanas atrás la tasa de positividad de COVID-19 estaba entre el 1 y 2% ; y por estas horas está llegando al 10% . Es un crecimiento muy importante para 4 semanas.
¿Es un dato para alarmarse? todavía no,porque la realidad, y tal como lo adelantamos y explicamos en el 2020, apenas se inició la pandemia, una de las principales cuestiones que tiene el devenir de la gestión de una pandemia -por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2- es evitar la saturación del sistema de salud. Porque en los comienzos ese era el gran problema que había que salir a solucionar. Porque cuando el sistema de salud se satura, no solamente se producen decesos provocados por el COVID-19, sino también por las otras patologías.
Esta situación actualmente está lejos de suceder, porque hoy en día disponemos de vacunas.Y algo para reforzar es que la vacuna claramente está dando buenos resultados. Es decir, la situación es muchísimo mejor que la de 2020, pero hay que seguir observando y monitoreando semana a semana.
– En pos de atacar la virulencia de las nuevas variantes, podemos pensar como una especie de “efecto pinza” en impulsar más testeos y sostener la vacunación para que no se disparen los casos…
–Está claro que sostener la vacunación es la madre de todas las batallas; aplicar una tercera dosis después de los 180 días de la segunda dosis está dando buenos resultados. Es muy probable que las sociedades se tengan que acostumbrar a vivir con este virus por un largo tiempo.
Ahora bien, cuando se le plantea a la sociedad cuestiones que tienen muchísima lógica, como la discusión sobre el pase sanitario, pero se hace a las 24 ó 48 horas después de un acto político masivo, la gente se enoja, y con razón dice: ¡Otra vez me quieren encerrar! ¡Otra vez van a limitar los derechos!. Las decisiones sanitarias de la pandemia es una cuestión de salud pública. La gente tiene que escuchar a los técnicos, a los expertos, especialistas y a todo aquel que esté desprovisto de cualquier cuestión política. Y también hay que mirar lo que ocurre en otros países, nosotros no hemos inventado nada.
-Atravesamos una pandemia sostenida en el tiempo y usted diagnosticó que el sistema de salud argentino por ahora está sano. ¿Cuánto resto tiene para seguir adelante o cuáles son los principales desafíos que el sistema de salud debe enfrentar para no colapsar?
–El sistema de salud argentino -público y privado- resistió con toda su gente adentro, con sus instituciones, con su tecnología, con “sus fierros” como decimos nosotros y lo hizo muy bien. Debiera ser un motivo de orgullo para todos los argentinos. Y por supuesto tiene infinidad de problemas, tiene serios problemas de financiamiento. Y los discutimos a diario con el Gobierno.
No hay algo que en este momento esté mostrando que la situación de casos se vaya a ir de las manos, es importante remarcarlo así la gente no entra en una angustia excesiva.
Sí, es cierto que hay que acompañar algunas variables. ¿Por qué los países y los Estados utilizan medidas extremas, como fueron por ejemplo, en el 2020, los aislamientos sociales, preventivos y obligatorios o cuarentenas? Ocurrió cuando no existían las vacunas, o cuando una vez creadas, no había la suficiente disponibilidad, como la escasez que hubo en la Argentina a comienzos de 2021.
Después hay que mirar cuál es la receptividad de las personas frente a las vacunas. Por ejemplo, basta con analizar las paradojas en varios países desarrollados como Alemania, donde se evidencia una alta resistencia a vacunarse en un importante porcentaje de la población. Hoy en la Argentina ese rechazo no lo vemos, pero sin embargo nos faltan datos para peinar la realidad y saber cuáles son los números finales de los vacunados completos, qué porcentaje de la población aceptó o no aceptó la vacuna contra el COVID.
Hay que analizar la foto completa: cuando se toman medidas como la implementación del mal llamado pase sanitario, que son sistemas de protección y están hechos para los no vacunados. Es una forma para cuidar a la gente que no se ha querido vacunar.Y es una estrategia para decirles ¡cuidado! frente a esa decisión individual que han tomado: porque la probabilidad de contagiarse es alta y de que la pasen mal si van a una internación también es alta, frente a una persona vacunada.
-Cree que estamos ante una oportunidad de oro para evitar una escalada en los contagios, en un contexto de Fiestas y vacaciones donde la gente se va a reunir más de lo habitual, las terceras dosis van lentas pero ya arrancaron; el porcentaje de vacunados totales y con una dosis, según los datos oficiales es razonable, cómo deberíamos aprovechar este tiempo tan precioso?
-Tenemos que lograr claramente llegar al otoño con un altísimo porcentaje de la población con la tercera dosis colocada. Esa es la base de lo que están mostrando los datos que nos haría entrar al otoño de la mejor manera para enfrentar una situación como la actual, con nuevas variantes y suba progresiva de casos.
Esto es lo que tenemos que hacer, con tranquilidad y conociendo la realidad de todas las variables. Estar atentos pero no aterrados. Y por supuesto que debemos monitorear la cantidad de contagios, que es una de las variables pero no es la más importante.La más trascendente es volver a monitorear la ocupación de camas; mientras esta variable se encuentre estabilizada funcionando con márgenes de tranquilidad y sin estrés, vamos a poder atravesar esta etapa de la pandemia de una manera más calma de como la hemos vivido anteriormente.
-Qué opinión le merece ante la alta contagiosidad que hasta el momento demostró la variante Ómicron y que pone en jaque la efectividad de las vacunas, ¿habrá que intensificar los controles entre los países y sus fronteras?
–Hoy es prematuro plantearlo, y lo digo habiendo sido un gran defensor de los cierres. Tampoco se puede cerrar la economía ante cualquier circunstancia porque los efectos ya sabemos que son nefastos. Si todas estas variables se mantienen se puede convivir con el virus, con la actividad económica, con los encuentros y con los viajes. Hoy no está la situación para decir ¡a los botes, y toquemos la sirena!.
Sigamos vacunando, sigamos cuidándonos y entendamos la situación de acuerdo a la realidad. Le digo a la sociedad que corramos a la política de la discusión sobre la pandemia y las decisiones sanitarias. Solo se trata de una cuestión de salud pública que es la que nos hará atravesar de la mejor manera este tiempo y es la misma mirada que nos salvó.
Por Daniela Blanco
FUENTE: INFOBAE