Cáncer de cabeza y cuello: llaman a estar atentos a lesiones que se ven con solo abrir la boca

El cáncer bucal está entre los más frecuentes de cabeza y cuello. La mayoría de los casos se pueden prevenir.

Muchos tipos de cáncer avanzan en forma silenciosa, sin signos visibles -al menos en etapas tempranas- que adviertan de su desarrollo. En el cáncer bucal, en cambio, una serie de alteraciones observables con solo abrir la boca pueden dar la pauta de que algo no está bien y de que es necesario tomar medidas para evitar su evolución.

Puede desarrollarse en cualquier parte de la cavidad oral: en la lengua, encías, carrillos, paladar, en el piso de la boca, en los labios. Y en cada uno de esos sitios puede manifestarse con signos que no deben ser subestimados, insisten especialistas en el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello.

En Argentina, según las últimas estimaciones realizadas por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), ocurrieron en 2020 1.300 nuevos casos de cáncer bucal, uno de los tumores más prevalentes dentro del grupo de los de cabeza y cuello, junto a los de laringe (1.414) y faringe (600).

Todos comparten los mismos factores de riesgo -liderados por el cigarrillo y el consumo excesivo de alcohol-, la mayoría modificables, por lo que se considera que más del 90% podrían prevenirse.

Sin embargo,  un porcentaje similar se diagnostica en fases avanzadas, cuando el manejo terapéutico es más complejo y el pronóstico menos favorable. En el país, según las estimaciones del IARC, murieron en 2020 1.800 personas a causa de tumores de cabeza y cuello, 500 como consecuencia del cáncer bucal.

Cáncer bucal: síntomas y signos que no hay que dejar pasar

«Todo cambio o mancha de color roja, blanca o marrón que aparezca sin causa explicable, úlceras que no cicatricen en un lapso de 15 días o ante la eliminación de la causa que las provocaban, retraso en la cicatrización después de una extracción dentaria, dificultad al masticar o tragar, son signos de alerta a los que se tiene que estar atentos para consultar con especialista», afirmó a Clarín Marcela Rzepka Valsangiacomo, jefa del Servicio de Odontología e integrante de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, que integra la Red de Hospitales de la UBA.

También las durezas, bultos o crecimientos en algún sector de la boca o el cuello (con o sin dolor) deben estimular la consulta. Es que «una lesión en la boca puede ser un cáncer bucal», advirtió Laura Werner, especialista en Estomatología del Departamento de Odontología y Cirugía Buco-Maxilo-Facial del Hospital Alemán.

¿Las lesiones en la boca son siempre sinónimo de cáncer?

No. Pero requieren evaluación, seguimiento y modificación de las causas que las producen para frenar su potencial evolución, explican las médicas.

«Buscamos identificar alteraciones que puedan aparecer en la boca antes de que aparezcan síntomas y que, si no son tratadas a tiempo o en estadios iniciales, puedan llegar a desarrollar cáncer», dijo Rzepka Valsangiacomo.

Werner explicó que se trata de lesiones potencialmente malignas: «Son precursoras del cáncer y quienes las presentan tienen un riesgo aumentado con respecto a otras que no las tienen de desarrollar un cáncer bucal».

No obstante, aclaró que manchas, llagas, bultos, «pueden ser lesiones precursoras, pero también pueden ya ser el cáncer , para la confirmación se necesita la biopsia».

«Una vez detectadas, en algunas se pueden lograr la cura, por ejemplo, en la ulceración traumática crónica se puede detectar cuál es el factor que lo está produciendo y evitarlo. A las que no se pueden curar, se les debe hacer seguimiento y control, lo que obviamente deriva en mucho mejor pronóstico que dejarlas a su libre evolución», afirma.

Algunas de ellas son el liquen (una inflamación crónica que afecta las membranas mucosas y que puede presentarse en forma de manchas blancas, tejidos rojos e hinchados o llagas abiertas), la leucoplasia (manchas blancas y gruesas muy vinculadas al tabaquismo) y las quielitis crónicas (labios agrietados, cuadro fuertemente asociado a la radiación UV), precisó Werner.

La forma de reducir el riesgo de que lesiones premalignas evolucionen a cáncer es evitar los factores carcinógenos asociados a su aparición, como el cigarrillo, el alcohol, el virus del papiloma humano (VPH), la exposición a radiación UV sin protección y realizar «un seguimiento estomatológico con biopsias de por medio».

«En cambio, si la irritación mecánica crónica es la que está produciendo la ulceración, la forma de prevenirlo es evitar que haya piezas dentarias o prótesis en mal estado que puedan lastimar o producir lesiones en las distintas mucosas», aclaró.

Un estudio realizado en Argentina -liderado por Eduardo Piemonte, de la Universidad Nacional de Córdoba, y del que participó Werner- demostró que la irritación mecánica crónica puede potenciar o acelerar (en algunos casos hasta duplicar) el riesgo derivado del tabaquismo y el consumo de alcohol en exceso que, combinados, se asocian a 3 de cada 4 casos de cáncer bucal.

Los resultados del trabajo, que contó entre sus autores a Saman Warnakulasuriya, director del Departamento de Cáncer Bucal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fueron publicados el año pasado en Clinical Oral Investigations.

La irritación mecánica crónica puede producirse por piezas dentarias en mala posición o con bordes filosos, prótesis con ganchos o retenedores que lastiman o desadaptadas, fracturas y reparaciones defectuosas, mala higiene bucal (restos dentarios, encías sangrantes). La persona que la sufre puede o no sentir dolor.

Cáncer bucal: factores de riesgo

Fumar o haber fumado, ingerir alcohol en exceso en forma sistemática (y sobre todo la combinación de ambas conductas), la exposición prolongada y sin protección al sol, la infección por VPH, una higiene bucal deficiente, mala alimentación y consumo de bebidas muy calientes son, entonces, los principales factores de riesgo para desarrollar cáncer bucal.

«También existen otros que se engloban dentro de los que llamamos ‘no modificables’, como ser varón (la prevalencia es superior en el sexo masculino), y mayor de 45 años, aunque es una enfermedad que también puede presentarse en edades tempranas», apuntó Raúl Giglio, Jefe de Oncología de la Unidad Funcional de Tumores de Cabeza y Cuello del Instituto Roffo.

«En los últimos tiempos, estamos notando una equiparación paulatina en los casos entre ambos sexos, lo que nos hacer pensar que la mayor prevalencia se debía no a un tema de predisposición genética sino al mayor consumo de tabaco y alcohol, situación que en la actualidad se ha emparejado bastante», sumó.

En la misma línea, Werner señaló que si bien las personas más propensas a desarrollar esta enfermedad son hombres y mujeres de 40 años en adelante, quienes tengan historial personal o familiar de enfermedades precancerosas o cancerosas, «cada vez se está encontrando con mayor frecuencia en pacientes más jóvenes (a partir de 20 años)».

Ese adelantamiento de la edad se registra también (y principalmente) en otros de los cánceres de cabeza y cuello.

«La edad de presentación de estos tumores se ubicaba entre los 50 y 60 años. Actualmente, con el incremento del número de los tumores de orofaringe (la parte media de la faringe, detrás de la boca) vinculados a VPH, la edad media ha disminuido, presentándose en personas más jóvenes», destacó Agustín Falco, oncólogo clínico del Instituto Alexander Fleming (IAF), especializado en tumores de cabeza y cuello.

Se espera que la vacunación contra el virus del VPH -indicada en el calendario nacional para niños y niñas a partir al cumplir 11 años- contribuya a reducir los casos asociados a la infección.

Cáncer bucal: campañas de detección gratuitas

La clave para la detección del cáncer bucal está en el ojo entrenado del odontólogo (la especialidad es la estomatología), que puede advertir con solo una inspección clínica no invasiva de la boca del paciente las lesiones de preocupación.

En ese sentido, desde del lunes 31 de julio al viernes 4 de agosto de 8.30 a 12 el Hospital Roffo realizará una campaña de detección gratuita de cáncer bucal: se atenderá a todas las personas interesadas en el Pabellón Romeo, Consultorio 9, del Servicio de Odontología del Instituto de Oncología (San Martín 5481, CABA).

Mientras que el Hospital Alemán realizará la misma iniciativa entre el 7 y el 10 de agosto (se requiere reservar turno previo llamando al 4827-7000 opción TURNOS de lunes a viernes de 8 a 20).

Ambas campañas son abiertas al público en general, pero los especialistas refuerzan el llamado a personas que presenten uno o más factores de riesgo o lesiones que les generen preocupación.

El chequeo estomatológico realizado por el odontólogo no alcanza para advertir otros tipos de cáncer de cabeza y cuello, como los de faringe o laringe.

«Eso le corresponde al otorrinolaringólogo. En ocasiones, el carcinoma empieza en faringe y nosotros lo podemos diagnosticar porque la extensión es tan grande que llega hasta la boca o viceversa. Buscamos que eso no suceda porque ya son cánceres en estadios muy avanzados», dijo Werner.

«Pero si el odontólogo detecta alteraciones o dificultad para tragar debe derivar al cirujano especialista en cabeza y cuello», sumó Rzepka Valsangiacomo.

Cáncer de cabeza y cuello: diagnóstico precoz y tratamiento

El desarrollo de un cáncer de cabeza y cuello puede afectar severamente la calidad de vida (además de ponerla en riesgo, sobre todo si se diagnostica en etapas avanzadas). «Son zonas del cuerpo vinculadas a múltiples y muy importantes funciones fisiológicas y de relación social, como la respiración/ventilación, el habla, la deglución, el olfato y el gusto, entre otras», destacó Falco.

«El tratamiento de estos tumores involucra, la mayoría de las veces, opciones como cirugía y radioterapia, que pueden dejar secuelas muy importantes en la vida de los pacientes. Por este este motivo, es muy importante el diagnóstico precoz, no solo para mejorar la chance de curación, sino también para que las secuelas del tratamiento sean lo menos severas posibles», agregó.

En ese sentido, Marcelo Figari, rector del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHIBA), ex presidente de la Asociación Argentina de Cirugía de Cabeza y Cuello destacó que en los últimos años los tratamientos «han avanzado notablemente».

«Ha mejorado considerablemente el tratamiento a través de técnicas reconstructivas microquirúrgicas y maxilofaciales. Lo mismo ocurre con algunas indicaciones robóticas en el cáncer faríngeo», dijo.

Y añadió que en el campo de la radioterapia, «los avances más destacados son las técnicas 3D o de intensidad modulada». Mientras que en lo vinculado a tratamientos sistémicos «se ha visto que las drogas de nueva generación e inmunoterapia han mejorado los resultados de los tratamientos».

Los profesionales coincidieron en que en el abordaje es clave el manejo multidisciplinario, que involucre a diferentes profesionales dedicados a esta patología, como oncólogos, cirujanos, radioterapeutas, nutricionistas, fonoaudiólogos y enfermeros, entre otros.

Por: Florencia Cunzolo

Fuente: Clarín

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