Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, el 19 de octubre se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. La detección precoz para mejorar el pronóstico y la supervivencia sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad. Al respecto opinó la Dra. Sabrina Barchuk, especialista en Tocoginecología y Mastología y miembro de la Sociedad Argentina de Mastología.
El 19 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de concientizar a la población sobre la importancia de la detección precoz, lo cual sumado al tratamiento oportuno mejora el pronóstico y la supervivencia de los pacientes afectados. Desde el año 2020, el cáncer de mama se ha trasformado en el cáncer más frecuentemente diagnosticado a nivel mundial, superando al cáncer de pulmón. Representa la principal causa de muerte por cáncer en mujeres. En Argentina, una de cada 13 mujeres desarrollará la enfermedad a lo largo de su vida y una de cada 21 mujeres diagnosticadas, fallecerá por esta causa. Si bien es una patología que afecta principalmente a la mujer, 1 de cada 100 serán diagnosticados en el hombre.
El cáncer de mama es considerado una enfermedad multifactorial. La herencia, el estilo de vida y cuestiones ambientales actúan sobre personas con grados variables de capacidad para enfermarse. Ser mujer y cumplir años representan los principales factores de riesgo. Si bien su incidencia se incrementa a partir de los 50 años, el cáncer de mama en mujeres más jóvenes también existe. El antecedente personal o familiar de cáncer de mama, la presencia de algunas enfermedades consideradas premalignas de la glándula mamaria, la edad temprana de la primera menstruación, la edad tardía del nacimiento del primer hijo o nunca haberlos tenido y la «mama densa» (predominio del tejido glandular sobre el tejido adiposo en la estructura anatómica de la glándula), se consideran factores no modificables que incrementan el riesgo. La obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y el tratamiento con hormonas en la menopausia, son considerados factores de riesgo modificables.
Si bien no existe un método para prevenir el cáncer de mama de manera absoluta, la detección en estadios iniciales y el tratamiento oportuno y apropiado permiten la curación en aproximadamente el 90% de los casos. La mamografía es el único método de imágenes que ha demostrado reducir la mortalidad por la enfermedad. La Sociedad Argentina de Mastología propone examen físico realizado por un médico entrenado y mamografía anual a partir de los 40 años. Todas las mujeres durante la segunda década de su vida deberían consultar para valorar su riesgo. Según factores individuales o antecedentes familiares, muchas necesitaran realizar mamografía a edades más tempranas e incluso complementar con otras modalidades de imágenes mamarias.
Si bien el autoexamen mamario no es considerado una herramienta de diagnóstico precoz, permite que la mujer se familiarice con su cuerpo. La detección de un bulto, un cambio de coloración o retracción en la piel de la mama, una lesión o secreción por el pezón, deben motivar la rápida consulta. No debe subestimarse ningún cambio en las características de la mama autopercibido por la mujer, independientemente de la edad o del estado fisiológico. Joven o añosa, lactante o embarazada, con menstruaciones o en menopausia. Todas las mujeres deben consultar si identifican alguna anormalidad mamaria.
Los cambios en el estilo de vida como la actividad física, el mantenimiento de un peso corporal saludable, el consumo limitado de alcohol y la lactancia materna, son medidas primarias que contribuyen a reducir el riesgo de enfermarse. El examen mamario realizado por un médico y la mamografía anual, posibilitan la detección precoz. El acceso al diagnóstico y el tratamiento efectivo permiten salvar vidas.
Por: Sabrina Barchuk
Fuente: Télam