En el marco del Día Mundial de Lucha contra el cáncer de mama, especialistas detallaron los factores que inciden en el desarrollo de la enfermedad y recordaron que la detección temprana es clave para la cura
El cáncer de mama presenta desde hace cuatro décadas perspectivas alentadoras. En este panorama, un rasgo sobresaliente es el aumento sostenido en los índices de supervivencia que alcanzan el 95% cuando es diagnosticado en sus estadios iniciales. Otros de los puntos positivos son la mayor indicación de tratamientos menos invasivos y de cirugías conservadoras que tienen un menor impacto para la mujer. Pero, al mismo tiempo, la contracara de esta tendencia es el crecimiento de los casos en mujeres menores de 40 años.
En el marco del Día Mundial de Lucha contra el cáncer de mama, declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la médica cirujana mastóloga Gabriela Candás, integrante de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y del servicio de Mastología del Hospital Británico, explicó que “a fines del milenio pasado el cáncer de mama en mujeres menores de 40 años representaba menos del 3%. Hoy, según datos de la SAM, el 10% de las mujeres diagnosticadas no alcanzó los 40 años y entre el 25% y el 30% del total son premenopáusicas”.
A esta singularidad se agrega que en este segmento etario existen más probabilidades de recidivas y que “si bien la mortalidad general por esta enfermedad disminuyó, en las mujeres más jóvenes desde 2010 el descenso se detuvo”, completó el médico Luciano Cassab, vicepresidente de la SAM y jefe de Sección Mastología del Hospital César Milstein.
Entre los motivos que explican ambas perspectivas está que en las mujeres más jóvenes el hallazgo del cáncer de mama suele darse en estadios más avanzados, lo que implica tumores más grandes y con ganglios comprometidos.
Además, existe en este rango una mayor predisposición a presentar mutaciones genéticas y tumores biológicamente más agresivos. Sobre este último punto, Candás especificó que “en las mujeres de mayor edad con cáncer de mama las posibilidades de hallar una mutación son del 10%; en quienes fueron diagnosticadas entre los 40 y los 30 años, del 16%; y en las menores de 30 años resulta cercana al 50%”.
Sobre las razones del aumento del cáncer de mama en las mujeres jóvenes, las respuestas son variadas. La primera menstruación a una edad temprana, no haber cursado un embarazo o haber tenido un primer embarazo después de los 30 años tienen su peso.
A esto se suma la incidencia, aunque en un bajo porcentaje, de la ingesta de anticonceptivos orales. “Este riesgo está presente durante la utilización de las pastillas y va desapareciendo gradualmente hasta después de discontinuar su uso. Aunque no están contraindicadas, sí hay antecedentes directos de la enfermedad”, precisó Cassab.
Por otro lado, “actualmente existe más conciencia para solicitar el control mamario. Como consecuencia, se realizan más estudios por imágenes en mujeres jóvenes asintomáticas”, señaló Juan Luis Uriburu, residente de la Sociedad Argentina de Mastología y jefe del Servicio de Mastología del Hospital Británico.
Si los antecedentes familiares son determinantes en las pacientes jóvenes, Candás aclaró que “el cáncer de mama esporádico –el que ocurre sin saber el porqué- corresponde al 80%. Sin embargo, es importante indagar sobre el historial familiar de todo tipo de enfermedades oncológicas para identificar a las personas con riesgo elevado y comenzar los seguimientos adecuados”.
A veces, “se puede encontrar una predisposición familiar, sin identificar una mutación genética conocida”, completó Cassab.
En cuanto al tratamiento, la indicación estará relacionada con el tipo de tumor, el estadio en el momento del diagnóstico y la búsqueda de la mejor calidad de vida futura.
“Cada grupo tiene características desafiantes y que los médicos deberán conocer, para asesorar y guiar a sus pacientes. No se trata de caer en un exceso de tratamientos únicamente por la edad”, aclaró Cassab.
Otro de los focos de los especialistas es lograr una adhesión en el tiempo, dado que, debido al impacto de los mismos en su calidad de vida “un 15% no acepta el esquema propuesto”, indicó Candás.
Entre los puntos que más preocupan a las mujeres jóvenes, está el deseo de la maternidad. El primer concepto para recalcar es que “el embarazo después del cáncer de mama es posible y no agrava el pronóstico. Con lo cual, toda paciente en edad reproductiva debe recibir el asesoramiento sobre los métodos para preservar la fertilidad”, dijo Candás.
Las técnicas disponibles son la criopreservación de ovocitos (lo más frecuente), embriones (brinda mayores posibilidades de embarazo, aunque puede no adecuarse a los deseos o la realidad de la mujer) o de tejido ovárico (la alternativa más reciente y propicia cuando no hay tiempo para realizar una estimulación ovárica).
Otra opción es “administrar una medicación junto a la quimioterapia para evitar una falla ovárica o menopausia precoz”, aclara Candás.
Para los tumores llamados hormono-dependientes, en las mujeres jóvenes cada vez están más establecidas las drogas de supresión de la función ovárica que dejan al “ovario en reposo”. Estas estarán indicadas junto a la medicación antiestrogénica clásica que suele recetarse por cinco años o en la duración determinada de acuerdo a la edad, al tipo de tumor y al estadio de la enfermedad.
“La recomendación es derivar a un asesoramiento genético a todas las mujeres que desarrollen un cáncer de mama antes de los 50 años, así como a aquellas que por sus antecedentes familiares sean consideradas de alto riesgo ya que en este grupo existen mayores probabilidades de hallar mutaciones y esto permitirá realizar acciones de reducción de riesgo en las mamas y los ovarios. Asimismo, será una información útil para la descendencia de estas pacientes. Por otra parte la identificación de mutaciones nos permite personalizar terapéuticas mediante la utilización de drogas específicas “, expresó el presidente de la SAM.
Otro tema importantísimo es que no deben quedar embarazadas durante el tratamiento. “Así como la presencia de menstruación no indica fertilidad, la amenorrea no garantiza esterilidad. Por lo tanto, deben ser asesoradas sobre anticoncepción con métodos no hormonales, como el DIU de cobre o formas quirúrgicas irreversibles”, señaló Cassab. Eventualmente, se puede tener en cuenta una vasectomía para la pareja masculina.
Por otra parte, “las terapias muchas veces generan cambios que afectan la calidad de vida social y sexual. La modificación del esquema corporal, la sequedad vaginal, la disminución del deseo sexual y los sofocos son algunos de ellos”, detalló el vicepresidente de la SAM.
También pueden ocasionar trastornos psicológicos como irritabilidad, dificultad para concentrarse, ansiedad y depresión. “Los médicos tenemos la misión de detectar y anticiparnos a las posibles complicaciones y derivar oportunamente al especialista que corresponda. Para ello, es fundamental el trabajo en equipos multidisciplinarios”, destacó. Candás.
El diagnóstico precoz es la mejor estrategia contra el cáncer de mama. A partir de los 40 años todas las mujeres deben realizar una mamografía anual.
Para las más jóvenes, las recomendaciones son las siguientes:
Conocer las singularidades de las mamas y ante cualquier cambio como aparición de un nódulo, distinta coloración o tamaño, engrosamiento de la piel, retracción o secreción del pezón, consultar rápidamente con el especialista. “Es importante no subestimar los síntomas. Por el simple hecho de ser jóvenes, muchas veces se les presta menos atención o se los asocia al contexto de un embarazo o la lactancia”, explicó Candás.
Las mujeres cuya madre, hermana o hija tuvieron cáncer de mama deberán comenzar los controles con mamografía diez años antes de la edad del diagnóstico del familiar más joven.
Además, los especialistas recomiendan realizar el control ginecológico anual. Seguir una dieta balanceada y ejercicio físico, como factores protectores. “Es importante hacer lo imposible para prevenir la enfermedad, llevando una vida saludable, que implique ejercicios físicos, bajo consumo de grasas y alcohol, exposición al sol en horarios permitidos y estar atenta a cualquier cambios en tu mama”, recomiendó Luciano Cassab.
Como conclusión, si bien el segmento de las mujeres con cáncer de mama antes de los 40 años creció, “la gran mayoría de los tumores ocurre en la llamada perimenopausia -la etapa anterior y posterior a la menopausia. Además, en los centros de trabajo dedicados a las enfermedades de la mama, llamados “Unidades de Mastología”, más del 80% de los casos se diagnostican en etapas tempranas. Con lo cual se puede llegar a la curación de la mayor parte de las mujeres, con tratamientos conservadores y menos agresivos. Para seguir en este camino, el compromiso que deben asumir las mujeres es cumplir con el ritual de realizar la mamografía y la visita al mastólogo una vez por año a partir de los 40 años”, finalizó el doctor Uriburu.
Fuente: Infobae