Día mundial del cáncer de ovario: lo que hay que saber sobre esta enfermedad silenciosa

Se detectan unos 2300 casos nuevos al año, la mayoría en estadio avanzado. Destacan la importancia del examen físico y de prestar atención a los síntomas.

Cada año, en el país unas 2.300 mujeres son diagnosticadas con cáncer de ovario, un tipo de cáncer que se disemina de manera silenciosa y es difícil de prevenir y de detectar en estadios tempranos. 

Por eso, en el marco del Día Mundial del Cáncer de Ovario, que se conmemora cada 8 de mayo, Clarín consultó a especialistas para despejar dudas y concientizar sobre síntomas, factores de riesgo y tratamientos.

En base a cifras del Instituto Nacional del Cáncer, Diego Odetto, cirujano ginecólogo-oncólogo del Hospital Italiano, ofrece datos que permiten dimensionar la incidencia del cáncer de ovario en el país: es el quinto más común en las mujeres, y constituye la sexta causa de mortalidad por cáncer en ellas.

«Cada año, en el mundo, se diagnostica a casi 250.000 mujeres con cáncer de ovario y mueren 140.000 por esta causa. Afecta por igual a las mujeres de países desarrollados y a las de países en vías de desarrollo», agrega.

¿Se puede prevenir?

Una de las dudas que aparece es si este tipo de enfermedad puede llegar a detectarse en los chequeos anuales recomendados para todas las mujeres.

«En la mayor parte de los casos, el cáncer de ovario es asintomático, lo cual dificulta el diagnóstico temprano», afirma Luciana Sabatini, mastóloga y ginecóloga del Instituto Alexander Fleming.

A pesar de que no suele presentar síntomas, y de que no exista un método fehaciente para detección temprana, Sabatini menciona qué medidas pueden tomarse de manera preventiva.

«Durante el control ginecológico, el médico podrá realizar un examen físico evaluando si los ovarios se encuentran aumentados de tamaño. El uso de la ecografía transvaginal podrá complementar el estudio inicial en estos casos», destaca.

«Dado que constituye una enfermedad de difícil prevención, prestar atención a la presencia de síntomas, conocer cuáles son los factores de riesgo, y consultar regularmente al ginecólogo son las principales estrategias para evitar un diagnóstico tardío», afirma.

Por qué es difícil de hallar

A la hora de analizar por qué resulta tan complicado detectar esta enfermedad, Odetto menciona como uno de los motivos a su baja incidencia​.

«Las principales dificultades para detectar un cáncer de ovario son dos: es un tumor que no es tan frecuente: menos de 2.500 casos nuevos por año no es una cifra alta, pero sí es un número considerable porque tiene una alta tasa de mortalidad. Pero el hecho de ser un tumor menos frecuente hace que esté menos estudiado», analiza.

«El cáncer de mama tiene una frecuencia de 1 en cada 8 mujeres -contrapone-, es un tumor muy frecuente que se ha estudiado muchísimo, porque a mayor incidencia de una patología, más se estudia», destaca.

Y agrega que recién en la última década el cáncer de ovario pasó a tener «un rol más importante».

Aún así, no hubo a la fecha avances respecto a la prevención: «Hay grandes estudios, como uno proveniente de Inglaterra, en el que comparan durante décadas a mujeres que se hacían una ecografía todos los años y mujeres que no, y la tasa de detección fue exactamente la misma«, asegura.

Síntomas para estar alertas

«Lamentablemente no existen estudios que nos permitan realizar un diagnóstico precoz de cáncer de ovario, así como tampoco contamos con medidas de prevención, ya que produce síntomas inespecíficos», concuerdan Laura Fleider, jefa de Patología Cervical de la división Ginecología del Hospital de Clínicas, y Adriana Bermúdez, jefa de Oncología Ginecología de la misma división.

Por eso, hacen hincapié en la importancia de estar atentas a determinados síntomas que pueden parecer inespecíficos, pero que de sostenerse en el tiempo, deberían ser motivo de consulta.

«El consejo para las pacientes es que ante un cuadro prolongado de dolor o distensión abdominal, sobre todo asociado a pérdida de peso, consulten al médico ginecólogo o clínico», precisan las especialistas del Clínicas.

En el mismo sentido, Sabatini afirma: «En caso de presentar síntomas, los más frecuentes son: dolor pelviano, abdominal o lumbar, pérdida de peso, falta de apetito o distensión abdominal, estreñimiento, y necesidad de orinar con más frecuencia».

Factores de riesgo

Otra de las cuestiones a prestar atención son los factores que pueden llegar a incidir en su aparición. «El principal está relacionado con la herencia de una mutación genética«, señala Odetto.

«Todos los tumores, de cualquier parte del cuerpo, se generan por una alteración en la codificación de proteínas de la célula. Esa falla en el ADN de la célula puede venir de nacimiento o puede ser una falla que se va adquiriendo a lo largo de la vida, el ejemplo más común es el tabaco y el cáncer de pulmón«, grafica.

«En el caso del cáncer de ovario -continúa- el único factor de riesgo que hasta ahora conocemos es tener una mutación del gen BRCA 1 o BRCA 2 , que generalmente está asociado a una mutación genética». A su vez, añade: «La única población que se sabe que tiene un riesgo aumentado es la población asquenazí, que tiene una alta tasa de mutación genética de ese tipo».

«Otra cuestión a tener en cuenta es saber si hubo en la familia un cáncer de mama o de ovario», agrega, como uno de los factores de riesgo centrales.

Si bien el médico indica que no está demostrado, el tabaco y el alcohol pueden actuar como un factor de riesgo, por lo que siempre se recomienda llevar un estilo de vida saludable.

«Lo que sí puedo desmitificar es que el uso de anticonceptivos no es un factor de riesgo directo», subraya.

Cómo se trata

El tratamiento se basa en dos pilares terapéuticos: la cirugía y luego la quimioterapia.

«Lo que cambió el paradigma del tratamiento en el cáncer de ovario -concluye Odetto-, es que a las pacientes que tienen una mutación genética del BRCA 1 y del BRCA 2, después de hacer el tratamiento quirúrgico y con quimioterapia, se les da una pastilla vía oral, durante un tiempo largo, que demostró aumentar la sobrevida global.»

Por: Ludmila Moscato

Fuente: Clarín

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