Coronavirus en Argentina: los hospitales porteños suman camas y respiradores, pero en algunos piden más insumos de protección

Agregaron 150 espacios de cuidados intensivos y 400 para cuadros menos graves. Asociaciones de médicos piden más alcohol en gel y elementos de seguridad para médicos y enfermeros.

Con la Ciudad casi desierta en el sexto día de aislamiento y 21 nuevos casos de infección por coronavirus en su territorio, se acerca el momento de la verdad para el sistema de salud porteño. Fuentes del Gobierno aseguran que se tomaron las medidas para enfrentar la situación. Sin embargo, también se escuchan reclamos de médicos y enfermeros, que denuncian escasez de insumos en algunos centros de salud. 

La falta de alcohol en gel es una de las situaciones que más inquieta a los miembros del Comité de Seguridad e Higiene de la Asamblea de Residentes y Concurrentes de la Ciudad. Pero, también, el envío de insumos de protección que muchas veces no cumplen los requisitos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para atender casos confirmados o sospechosos de COVID-19. O, directamente, la escasez de estos elementos.

Fuentes del Ministerio de Salud porteño dan detalles sobre el refuerzo del sistema, pero sobre todo respecto a camas. Consultados por este diario, indican que se sumarán 150 para cuidados críticos, cada una de las cuales estará equipada con un monitor, un respirador y un saturómetro, el dispositivo que mide la saturación de oxígeno en sangre. Además, cuentan con otras 30 camas que se liberaron tras la suspensión de intervenciones programadas.

Por otro lado, en el Garrahan, personal del área de Enfermería denunció que las gafas y camisolines que llegaron “no respetan las recomendaciones de la OMS para enfrentar la pandemia”. “Las gafas deberían tener adherencia para evitar el ingreso de fluidos por arriba o por abajo. Más aún en el caso de un hospital infantil, en que los pacientes tienen menos control para toser o escupir que el que podría tener un adulto”, explica a este diario un representante gremial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) de ese establecimiento.

Señala también otros faltantes. “Hay escasez de alcohol en gel, de camisolines impermeabilizados y de mascarillas, tanto N95 como quirúrgicas comunes. El hospital podría argumentar que aún no tiene casos confirmados pero, como ya se sabe, esto va a crecer enormemente y los insumos ya tendrían que estar disponibles”, destaca la misma fuente.

En el hospital Gutiérrez​, en Recoleta, muchos médicos también están inquietos. Enviaron un comunicado al Gobierno porteño en el que exigen de forma urgente “provisión de todos los insumos necesarios, equipamiento individual completo para cada trabajador de la salud según función y actividad, capacitación continua para usarlo adecuadamente y puesta en práctica de protocolos actuales”, entre otros pedidos. Un reclamo similar, con aplausos incluidos, hizo este viernes parte del personal sanitario del hospital Zubizarreta, en Villa Devoto.

En otros hospitales públicos, como el Santojanni, se busca tranquilizar al personal asegurándoles que hay stock. “Los directivos nos dijeron que los insumos se entregarán según la demanda que haya, pero que nos quedemos tranquilos que tenemos provisiones. Sólo nos recomendaron que seamos previsores y no sobreutilicemos los recursos ahora”, cuenta un residente de ese establecimiento.

Desde la Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad (AMM) observan en tanto que los reclamos por faltantes son muy puntuales, y siguen alentando al personal a que recurra a las filiales de la asociación cada vez que note escasez. “Estaremos detrás de cada médico para que no le falte nada”, asegura Jorge Gilardi, presidente de la AMM y médico del hospital Piñero. En lo que sí notan que hay que seguir trabajando es en una definición más clara de la mejor manera de emplear los elementos de protección. 

Las “Recomendaciones para el uso de los equipos de protección personal (EPP)” publicadas el sábado por el Ministerio de Salud porteño se basan en las de la cartera de Nación. En ellas, se indica que las mascarillas N95 “pueden reutilizarse por 15 días si se encuentran sanas y limpias”, no así los barbijos quirúrgicos, que son de un solo uso y van por encima de la N95, para aumentar su durabilidad. Sin embargo, otras recomendaciones, como las difundidas por el estadounidense Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) o las publicadas en febrero por la propia OMS, hablan de otros plazos.

“A pesar de que hay protocolos enviados por el Ministerio de Salud de la Ciudad, todavía no termina de definirse en la práctica cuándo usar la protección y cuándo no, y cómo“, analiza Gilardi. Emilio “Chino“ Borlenghi, miembro del Comité de Seguridad e Higiene de la Asamblea de Residentes y Concurrentes de la Ciudad, coincide y agrega: “No hay centralización de lo que hacen los directores de hospitales con el Ministerio de Salud nacional ni con el porteño, entonces se deja a la voluntad de cada director y los comités de emergencia buscan estirar los recursos lo más posible”.

Así es como, señala Borlenghi, “en el Durand te dicen que uses un N95 entre 15 y 30 días, por ejemplo, y en el Elizalde te dicen que podés hacerlo por hasta 14 días. Por otro lado, estándares internacionales establecen que duran sólo ocho horas. Así ocurre también con otros insumos”.

Además de las camas para los cuadros más graves, desde el Gobierno porteño informan que se incorporarán 400 camas nuevas en salas de internación general, además de otras 200 que se desocuparán. Para los casos leves, hay otras 2.000 en hoteles. También se instalarán 16 Unidades Febriles de Urgencia y se adquirieron cuatro centros de monitoreo, seis ambulancias, 96 monitores y 180 respiradores.

Adelantamos la compra de insumos de todo un año para contar con todo lo necesario para lo que será el aumento del uso de camas del sistema público”, informan desde esa cartera. Destacan a su vez que “se trabaja constantemente para procurar que tengamos el stock de insumos necesarios en cada uno de los hospitales de nuestra red”. Es por eso que “el último fin de semana, la subsecretaria de Atención Hospitalaria Laura Cordero visitó todos los hospitales. Además, el ministro Fernán Quirós​ mantiene una reunión semanal con todos los directores de los hospitales. El último de esos encuentros fue este miércoles por la mañana”, precisan.

En el SAME ya cuentan con 31 termómetros que toman la temperatura a distancia y una nueva flota de 25 ambulancias, a la que se sumarán otras seis a lo largo de abril. Estos vehículos cuentan con pintura nanotecnológica y luz ultravioleta, lo que permite una desinfección más fácil y rápida después de su uso. A su vez, la caja es cuadrada y la cabina del chofer está separada de la del médico y el paciente, para proteger al primero.

En el sector privado, en tanto, se acusaron “inconvenientes en relación a la provisión de barbijos, camisolines y alcohol en gel”. “Nos están faltando insumos, pero sabemos que el Ministerio de Salud de la Nación está haciendo compras para reaprovisionar a los hospitales públicos y al sector privado. Esperamos que esta iniciativa se cumpla, para tener la capacidad de dar atención en función de la cantidad de infectados por coronavirus que estamos atendiendo los privados”, comunicó un vocero de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina (ADECRA) y la Cámara de Entidades de Diagnóstico y Tratamiento Ambulatorio (CEDIM).

La cantidad de camas disponibles en el sector privado también es un dato clave. Según la última información provista por la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS), relevada a mediados del año pasado, hay 24.000, 20% de ellas en áreas de cuidado crítico como las salas de terapia intensiva, las de unidad coronaria y las de neonatología. 

“A veces es difícil saber a ciencia cierta con cuántas camas cuenta realmente un sanatorio”, observa Héctor Garín, secretario general de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP) y presidente de la Federación Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA). “Hay establecimientos que anexan edificios linderos y no los suman a los datos que envían al ministerio porque tendrían que pagar más impuestos, ampliar su plantel médico en relación de dependencia o declarar mayor cantidad de aportes previsionales y patronales”, señala.

Con todo, Garín resalta como positivo que “se habilitaron nuevas camas en el sector privado, se cambió la estructura de atención y algunos médicos han trabajado en otra especialidad que la que realmente tienen. Todo el mundo está poniendo el hombro”. 

FUENTE: CLARÍN

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