Amivantamab: cómo funciona el nuevo tratamiento contra el cáncer de pulmón y qué pacientes podrían utilizarlo

Es recomendada solo para pacientes con una mutación específica de este tipo de tumor y que ya hayan recibido quimioterapia

El cáncer de pulmón es el tumor que más muertes provoca en la Argentina. Según cifras oficiales, cada año fallecen en el país más de 10.000 personas por esta causa, en su mayoría varones, y se detectan alrededor de 12.000 nuevos casos, lo que lo ubica como el tercero con mayor incidencia.

Un nuevo tratamiento llamado amivantamab demostró ser eficaz para personas con una mutación específica (gen EGFR) dentro del subtipo de cáncer de pulmón denominado ‘de células no pequeñas’ (CPCNP), que se encuentren en un estadio avanzado o metastásico. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó su uso para pacientes que ya recibieron quimioterapia y no reaccionaron bien al tratamiento o el cuadro, de todos modos, continuó desmejorando. ¿Cómo actúa este fármaco y qué porcentaje de pacientes podría recibirlo?

“Amivantamab fue aprobado para ser utilizado después de que el paciente haya realizado un tratamiento con quimioterapia. Es la primera terapia dirigida contra esa mutación especifica. El fármaco es un anticuerpo que a diferencia de otros tiene la capacidad de unirse a dos receptores genéticos, cuando los anticuerpos en general están dirigidos hacia un solo receptor. Una vez que se unen a los receptores se meten dentro de la célula y así ejerce su efecto antitumoral”, explica Claudio Martin, jefe de Oncología Torácica del Instituto Alexander Fleming.

Amivantamab demostró ser segura y eficaz en un programa de investigación que incluyó el estudio clínico Chrysalis, que evaluó a pacientes con cáncer de pulmón con la mutación mencionada. En el estudio se observó una tasa de respuesta global a la medicación del 37%, con una mediana de supervivencia global de 23 meses, “algo inédito para este tipo de tumor”, informaron e indicaron que el uso de amivantamab fue aprobado también por las autoridades regulatorias de los Estados Unidos (FDA) y de Europa (EMA), entre otros países.

“Se aprobó para pacientes luego de la quimioterapia porque esa aprobación se basó en un estudio de pacientes que ya habían recibido quimioterapia. Ahora hay un estudio que muestra que este fármaco asociado a la quimioterapia es mejor que hacer solo quimioterapia, pero esa indicación aún no fue aprobada en Argentina”, agrega Martín.

Mario Bruno vicepresidente de la Sociedad Argentina de Cancerología resalta que se trata de un fármaco que solo podría ser usado en alrededor del 2% de los pacientes con cáncer de pulmón.

“Dentro del cáncer de pulmón hay dos variantes principales, el de células pequeñas y el de no pequeñas. Desde el punto de vista inmunológico hay subdivisiones porque dependiendo del gen alterado se produce una proteína alterada que permite que se genere el cáncer. Este es un tratamiento muy específico para un grupo muy reducido (cerca del 2%)”, describe Bruno.

Y continúa: “De los que tienen esa alteración, el 37% responde al fármaco. Ningún tipo de cáncer es totalmente curable cuando hizo metástasis, pero sí existe una posibilidad de supervivencia con buena calidad de vida”.

“Esta es una población que hasta ahora no contaba con un tratamiento efectivo, con la excepción de la conocida quimioterapia. Entonces, la llegada de esta medicación es verdaderamente novedosa. Es un fármaco que va contra un driver terapéutico específico, lo que hace, justamente, que los pacientes que poseen esa alteración en su ADN tumoral puedan responder a este fármaco”, indicó Diego Kaen, actual presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) y jefe del Hospital Regional Enrique Vera Barros de La Rioja.

Prevención 

El abordaje de la enfermedad hoy plantea dos grandes desafíos: disminuir el impacto de sus factores de riesgo –el principal es el tabaquismo– y a la vez, establecer mecanismos que permitan una detección tempranapara encarar el tratamiento con mejores perspectivas. Los especialistas consultados señalan que los pacientes tienen dudas sobre si forman parte, o no, de la población que debe realizarse un chequeo.

“Las campañas antitabáquicas han logrado reducir el número total de fumadores entre un 25 y 35 por ciento, según trabajos que han evaluado esta incidencia, pero este hábito aún se mantiene alto en adolescentes y adultos jóvenes. Desde que se inicia el tabaquismo hasta que aparece al cáncer de pulmón pasan muchos años, alrededor de 30 o 40, por lo que esto aún no se refleja en una baja en la mortalidad”, explica Martín.

En la mayoría de los casos –cerca del 60%–, el diagnóstico se hace cuando el tumor crece, ocupa espacio o comienza a comprometer estructuras anatómicas del pulmón, como los bronquios o vasos sanguíneos. “Debido a esto, se pueden experimentar síntomas característicos por los cuales se debe consultar al médico, incluyendo fatiga, tos persistente, tos con sangre, falta de aire, dolor en el tórax, disminución abrupta de peso y disfonía. Sin embargo, frecuentemente, los pacientes pueden no presentar ningún síntoma”, detalla el médico oncólogo Diego Enrico, integrante del Área de Tumores de Tórax del IAF.

A diferencia de otras patologías oncológicas, como el cáncer de mama, cuyos controles suelen tener una mayor difusión, con el de pulmón muchos pacientes llegan al consultorio con dudas respecto de si forman parte de la población que debe realizarse un chequeo y en qué momento tienen que hacerlo.

Enrico destaca que existen programas de screening o detección precoz que han demostrado reducir la mortalidad por esta enfermedad. Para ello se realiza una tomografía computada de baja dosis anual a los pacientes de alto riesgo.

“En nuestra institución, este programa incluye a pacientes entre 50 y 80 años con historia de haber fumado al menos 20 paquetes por año (tomando una fórmula que calcula el número de paquetes de cigarrillos fumados al día por número de años de consumo), que sean fumadores activos o exfumadores que hayan abandonado hace menos de 15 años”, detalla Enrico.

Por: Alejandro Horvat

Fuente: La Nación

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